Las maquetas nos han ayudado a lo largo de todos los años. De cartón a policarbonato a digitales con cada vez mayor detalle y acercamiento a la realidad. Fuimos evolucionando a medida que mejorábamos la precisión en la que representábamos el proyecto a construir. Incluso, la forma en la que maquetábamos el proyecto terminaba influenciando la construcción final.
Hoy día nos encontramos con una nueva frontera cruzada por el ingenio humano, la capacidad de poder recorrer virtualmente las proyecciones que nos imaginamos.
La inmersión dentro de la maqueta nos permite percibir con mayor precisión el resultado final de nuestro proyecto. Esta herramienta nos permite acortar distancias entre la comunicación entre un profesional de la construcción que tiene incorporado el lenguaje grafico en 2D y un cliente que no tiene tan incorporado la capacidad de abstracción ni la de pensar espacialmente. Esto acorta la distancia entre lo que proyectamos y lo que entiende el cliente. Tiene un entendimiento más directo de lo que estamos planteando. Muchos profesionales podrán sentirse identificados con el clásico caso de un cliente sorprendido con el resultado final por no terminar de entender por miedo de nuestras representaciones gráficas lo que le estábamos proponiendo.
También nos permite recorrer el espacio, tener un contacto inmersivo y directo con una gran capacidad de visualizar el detalle. Esto tiene incalculables beneficios. Desde una mejor previsión en el planeamiento del trabajo, a una comunicación más directa para todos los actores en el proceso de construcción: Arquitecto, Jefes de Obra, Supervisores, Ingenieros Civiles, Contratistas, Mandantes y Clientes.
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